Lo que siempre llevo en la maleta
Sea viaje para dos semanas o solo un finde, frío o calor, de placer o por trabajo... ¿qué intentas llevar siempre contigo?
ALOJAMIENTOGRACIOSO
5/9/20252 min read
Viajar es un arte. Algunos planean como si fueran a la pasarela de Milán, otros como si se enfrentaran a un apocalipsis zombie. Yo, humildemente, me ubico en una categoría aparte: la de “MacGyver con una maleta”. Y es que mientras otros llevan cargadores, maquillaje o un botiquín básico, yo jamás salgo de casa sin cinco elementos clave.
1. Cinta de pintar
¿Parece raro? Pues no lo es. La cinta de pintor (esa azulita que se despega fácil) ha salvado más vacaciones que la extra de Navidad. La he usado para cerrar maletas rotas, pegar cortinas que no cierran, improvisar etiquetas, sellar botellas, y hasta para mantener un niño entretenido en un vuelo pegando cosas en la bandeja. ¿Multiherramienta? No. Cinta de pintar. La cinta de pintar es el ¡ayuda! hecho objeto.
2. Pinzas (de ropa, no de depilar)
Al menos tres. Porque uno nunca sabe cuándo va a tener que colgar ropa en una ducha improvisada, cerrar una bolsa de veggie sticks a medias, o marcar territorio en un tendedero hostil. Las pinzas son paz mental. Son diplomacia internacional. Y encima también sirven para blindar cortinas...
3. Ropa interior extra en la mochila de mano
Esto no es gracioso. Es supervivencia pura. No importa si vas a Londres, a Tailandia o a casa de tu tía a dos horas. Siempre, SIEMPRE, lleva ropa interior en la mochila de mano. ¿Tu maleta se pierde? Tienes gayumbos. ¿Diarrea en Manhattan? Tienes de repuesto. ¿Pie en un charco? Calcetines extra al rescate. La ropa interior de repuesto son la diferencia entre dignidad y tragedia.
4. Tijeras para uñas de bebé
¿Demasiado específicas? No para mí. Son pequeñas, viajan bien, no hacen saltar alarmas en el aeropuerto, y te salvan de la desesperación que es una uña que se parte a lo bruto. También han cortado hilos sueltos, etiquetas traicioneras y, en más de una ocasión han servido para hacer una ligera incisión en la bolsa de papas fritas para que ocupara menos espacio en la mochila.
5. White Noise Maker
Viajo siempre con mi máquina de ruido blanco. Enmudece discusiones en hoteles, alborotos urbanos, ronquidos y aires acondicionados engorrosos. Es mi escudo contra el caos sonoro del mundo. Allá donde suena su tssssshhh, mi cerebro (y el de mis hijos) entiende que es hora de dormir. No es rareza, es supervivencia acústica.
Así que ya sabes, la próxima vez que me veas en el aeropuerto con cara de tranquilidad zen, no es porque tenga un vuelo en primera, acceso ilimitado a las salas VIP o TSA Precheck. Es porque llevo mi kit de supervivencia, y con él, puedo enfrentarme casi cualquier cosa. ¿Quién necesita glamour cuando tienes cinta de pintor y ropa interior de emergencia?
¿Tú qué llevas siempre en la maleta que nadie entiende?
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